jueves, enero 01, 2015

EL MISTERIO DEL GOCE FEMENINO

Comienzo el año leyendo, nuevamente subyugado, "Desayuno en Tiffanys" del inmenso Truman Capote, fascinado por su criatura más hermosa y compleja: Holly Golightly.
Y no puedo evitar recordar una charla en un bar de los dorados noventa, cuando conocí una chica con nombre de princesa rusa y doble apellido, que estudió literatura en La Sorbona (y que seguramente merece un libro aparte). El momento interesante se dio porque yo estaba descubriendo en ese momento "Desayuno..." y para halagarla, un poco candorosamente, le dije que me hacía acordar de Holly, a lo que ella muy sorprendida me respondió: Pero es una puta...
Acá me parece que se juega algo fundamental,un debate impostergable sobre la femeneidad: para mi Holly siempre fue lo máximo. Para ella es una vulgar puta.
El misterio de lo femenino, que me apasionó toda la vida, el goce femenino, como dirían Lacan o Freud. Un tema sensible a la Humanidad toda.
Solo un puto genial y agudísimo como Truman podía crear un personaje tan magnético y poderoso. Porque eso es lo que tiene Holly: poder. Poder sobre todas las criaturas. Atrae sobre todo a los hombres, pero también a las mujeres. Está un poco loca, pero no podemos evitar enamorarnos de ella.
Para mi encarna el paradigma de la mujer libre, más que una puta. No lo hace por dinero, no busca escalar, sueña como cualquier otra mujer con su principe pero tiene la habilidad de elegir entre cientos de ellos.
Incluso rechaza trabajar en Hollywood porque le parece que eso no es para ella.
¿Y que sería para ella? Nueva York, las fiestas sociales, viajar por el mundo, desayunar en Tiffanys.
Tan profunda, tan casual. Irracional pero inteligente.
Se acuesta no con todos, si con los que ella quiere.
Todos hemos conocido alguna Holly en nuestra vida, que finalmente desaparece misteriosamente y a la que añoramos por siempre.


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